¿QUÉ VAS A ENCONTRAR AQUÍ?

´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.

Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18

martes, 28 de abril de 2009

UN ESPLENDOROSO CENTRO DE INTERPRETACIÓN PARA LA TUMBA DE UN AJUSTICIADO


Asistí con un grupo de alumnos a Roma en viaje de estudios. Fue el mes pasado, la Ciudad Eterna teñida de verde mohín por las lluvias invernales, bellísima, decadente, Roma en fin, siempre Roma. Fuimos al Vaticano, teníamos una visita concertada para visitar la necrópolis romana sobre la que se sustenta la basílica más célebre de la Cristiandad. Nos guiaba una arqueóloga española en lo que allí llaman scavi. Nos sorprendió la riqueza de las tumbas pertenecientes a las clases acomodadas romanas, todas ellas magníficamente conservadas, hasta el punto de que aún pervivían incluso algunos vidrios de las libaciones. Los romanos tenían una relación familiar con sus difuntos, les ofrecían alimentos, bebidas, perfumes y charlaban con ellos… Esa parte privilegiada correspondía al área más baja de esa ciudad de los muertos, situada extramuros, como era preceptivo. En la parte superior estaban los enterramientos más pobres y en la cima las fosas comunes, los desahuciados. Allí enterraron al apóstol Pedro, ajusticiado por el poder imperial. Los cristianos señalaron el lugar donde había sido sepultado con piedras, para perseverar su memoria; luego colocarían un humilde monolito con tal fin. Cuando el Edicto de Milán (313) oficializó el cristianismo, se construyó la basílica constantiniana y los huesos de San Pedro quedaron a los pies del altar. La arqueóloga nos dijo ante ellos que pertenecían a un varón de unos sesenta años del siglo I. Hasta allí hablaba la arqueología, confirmar que realmente era el primer jefe de la Iglesia era cuestión de fe. Frente a esos huesos, Pío XII había sugerido indirectamente que lo enterraran allí, fue una sugerencia hecha "humildemente" por tan altivo Papa. Él fue, no obstante, quien promovió esas excavaciones.. Subimos por la Escalera Clementina para emerger ante el Baldaquino de Bernini y la cúpula de Miguel Ángel hacia los cielos… En ese momento, Ernesto Yagüe, un alumno que se distingue siempre por sus ocurrencias, exclamó: <<joder, ¡vaya centro de interpretación se han montado aquí>>. Ernesto, que había visto algunos de esos centros en la provincia de Soria, se refería a cómo se había “envuelto” esa tumba de un pobre ajusticiado, un convicto del Imperio romano. La comparación era demoledora y sobran las palabras…