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´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.

Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18

martes, 20 de julio de 2010

MIGUEL CASTILLEJO, EL CANONIGO BANQUERO

Monseñor (así le gusta que le llamen) Miguel Castillejo, bautizado por el gracejo cordobés como Fray Langostino, por su afición a los ricos manjares, es un cristiano ejemplar. Es el ejemplo vivo de las componendas, arreglos e intromisiones que los políticos suelen realizar en las cajas locales o regionales. Castillejo lo hace en Caja Sur en nombre de Dios. Desde 1977 ha hecho y desecho en la entidad como mandarín supremo, conculcando al menos dos de los votos evangélicos con los que San Benito distinguió un buen religioso: pobreza, obedencia y castidad. Del último no vamos a hablar, aunque existen, dicen los especialistas, no pocas sinergias entre el marisco y el sexo. Sabemos que salvados los asuntos lúbricos, la jerarquía eclesiástica ve bien las otras componendas con el dinero y el poder. No en vano el Vaticano sabe mucho de esas ambrosías ambrosianas. Por eso Don Miguel se jubiló en 2005 con una provisión de 250.000 euros anuales; y, para no tentar a la Providencia, esa pensión se prolongará con carácter vitalicio a sus cuatro hermanas. Eso sí que es confiar en la voluntad de Dios y pensar en la sagrada familia. Don Miguel fue el iniciador de unas derivas especulativas, de unos mejunjes inmobiliarios (con su amigo Sandokán, implicado en el caso Malaya) que han llevado a Caja Sur a ser intervenida por el Banco de España. Este canónigo, que inexorablemente representa a la Iglesia, ha acabado sin embargo encarnando a toda la miseria financiera que va a llevar a este país a la ruina.. El obispo de Córdoba, no sé si por luchas de poder entre gallitos, le quiso cortar las alas, pero hace tiempo que sus superiores le tenían que haber evitado desplegarlas. Esta es la Iglesia española, tan tolerante con los amorales asuntos del poder y del dinero y tan estricta en la moral sexual. Castillejo vive una jubilación gozosa, en la que sin duda tendrá mucho tiempo y paz para vivir su virtuosa vida cristiana con los 4,3 millones de euros que estableció como cláusula tras dejar la entidad financiera al borde del precipicio. Monseñor Miguel Castillejo, una vida ejemplar más para engrosar estos tiempos de desconcierto.