¿QUÉ VAS A ENCONTRAR AQUÍ?

´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.

Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18

jueves, 28 de junio de 2012

EL OBISPO Y LA SIRENA

Al obispo de Merlo Moreno (Buenos Aires) lo han pillado con una atractiva "mina" y eso ha hecho reaccionar al Vaticano. ¡Qué escándalo! Hemos echado en falta semejante premura, tamaña contundencia respecto a los casos de los abusos sexuales a menores, por ejemplo. Qué curioso, lo que ha escandalizado al Vaticano es la posible relación con esa María Magdalena porteña, no el hecho de que Monseñor Bargalló estuviera en la Riviera Maya en un gesto no precisamente ajustado a la pobreza evangélica. Nuestros pastores siguen obsesionado con el sexo entre adultos (con la pederastia han mostrado mucha más comprensión), sea heterosexual u homosexual (anatema sit!). La Iglesia continúa por las sendas de esa añeja e hipócrita moral tradicional burguesa poniendo el énfasis en los pecados de concupiscencia. No es casual; de esta manera se desvía la atención hacia los asuntos verdaderamente graves de nuestro mundo, los relacionados con el poder, el afán de lucro desmedido… Enfin, los motores de este capitalismo ruinoso que tan pétrea como sacra institución nunca cuestiona de verdad. ¿Han visto algún documento eclesiástico atacando a las estafas financieras, a los abusos de los depredadores de cuello blanco? Por eso siempre se necesitarán cabezas de turco (de argentino en este caso) que restauran la ejemplaridad de la Santa Madre de todos los católicos. 


domingo, 10 de junio de 2012

NO SOIS CRISTIANOS, NO SOIS FELICES


El presidente del Poder Juicial en piadosa actitud


Todos estos buitres que "carroñean" el Erario Público, banqueros que se lucran mientras el pueblo agoniza, muchos prohombres del establishment y, como no, los políticos de la derecha, se presentan como devotos católicos practicantes. Carlos Dívar, Presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo es paradigmático. Reclinado en el banco de la iglesia, gesto devoto, el segundo servidor público mejor pagado (tras el Rey) debe estar pidiendo a Dios que amaine la tormenta mediática que ha desatado. Y todo por unos eurillos que ha cargado a todos los españoles por unas cenas realizadas en pleno acto de servicio... Este caradura que se presenta como piadoso católico no es cristiano, pues un seguidor de Cristo no actúa de esta manera tan indigna, un cristiano no niega sus miserias (el de Nazaret fue tajante con los ricos y los hipócritas). Pero no voy a cargar ahora contra estos vicios, simplemente quiero manifestar que estos impostores católicos no son felices.

El Evangelio proclama una forma de vida encaminada a la plena felicidad. Las enseñanzas de Jesús de Nazaret son, en buena medida, recetas terapéuticas. Muchos estudios de psicología han puesto de manifiesto cómo los comportamientos basados en la armonía, la ausencia de rencor (perdonar 7 veces 7), la comprensión, empatía, misericordia.... (todo se resume en el amor) favorecen la salud psíquica y física. Otros grandes profetas, como Buda o Mahoma, también aleccionaron a los humanos en esta dirección terapéutica. La felicidad, por tanto, empieza aquí, en la vida terrenal. Jesús insistió en que la acumulación de riquezas, la avaricia no nos hace felices. Estoy convencido, por ello creo que estos referidos buitres y acaparadores no encuentran la paz y la armonía aquí. Quizá por eso, como los obispos (otros que tal), hablan tanto del más allá.

Los síntomas no engañan. Los crisitanos son seres felices, tolerantes, solidarios, caritativos, generosos, dispuestos a compartir. Yo no veo estos signos en Carlos Divar y esos jerifaltes satisfechos de sí mismos (es más difícil que un rico entre en el reino...). No es solo una cuestión de cuentas corrientes, sino de la actitud vital que la codicia depara, pues vuelve a los hombres insolidarios y avariciosos. Ese es su infierno, porque ellos han asumido la proclama de Sartre (l'enfer sont les autres).