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´El Nuevo Jeremías reflexiona desde su condición de cristiano, sin aditamentos, seguidor de Jesús de Nazaret.

Tú cíñete por tanto los costados, levántate y diles todo lo que yo te ordenaré, no tiembles ante ellos, de lo contrario, te haré temblar ante ellos. Hoy te constituyo en fortaleza, en muro de bronce frente a todo el país, frente a los reyes de Judá y sus jefes, frente a sus sacerdotes y el pueblo del país. Combatirán contra ti, pero no te vencerán.
Jer. 1, 4-5, 17-18

jueves, 14 de marzo de 2013

EL PAPA DEL "FIN DEL MUNDO"


                          


No hay duda de que la Iglesia está en una encrucijada. El gran teólogo Hans Kung dictaminó que o se renovaba o quedaría como un reducto esclerótico. A este dilema se debe enfrentar el primer papa jesuita y americano de la Historia. Era una opción sorprendente, no esperada, habida cuenta de cómo ha sido atada y bien atada la maquinaria curial por los dos papas reaccionarios precedentes. Pero el cardenal Jorge Mario Bergoglio no es ningún revolucionario progresista, por eso estaba allí entre los electores purpurados. Proyecta sombras inquietantes: su gestión como provincial de los jesuitas durante la terrible dictadura de los milicos parece que dejando a su suerte a dos religiosos comprometidos (¿?), su recentísima cruzada inquisitorial contra el matrimonio gai en Argentina... Pero hay también buenas razones para la esperanza: su ejemplar vida austera, su defensa de los desfavorrecidos ("la pobreza es inmoral, injusta e ilegítima"), su crítica a los abusos del poder -la "homogeneización" y los "delirios de grandeza" peronistas-, el hecho de que fuera el candidato del añorado Monseñor Martini en el cónclave de 2005 (líder del sector progresista y moderado de los cardenales), su alejamiento jesuítico de los movimientos más reaccionarios alentados por los pontífices precedentes... Una de sus primeras decisiones apunta en este sentido reformador/renovador; la elección del nombre de Francisco, como el de sus santos jesuitas Francisco de Borja y mi tocayo Francisco Javier, pero sobre todo como el más revolucionario de los santos, il poverello Francesco, a quien el Crucificado de San Damián le encomendó que restaurara la Iglesia... Quizá este sea el mensaje subliminal que ha querido transmitir de primeras. El tiempo dilucidará si este carisma limpiador y evangélico se impone sobre "las aguas agitadas de la Iglesia" (Benedicto XVI), las maquinaciones de la Curia y los cuervos vaticanos o los intereres de los movimientos neoconservadores con enormes conexiones con el poder político y económico. España será también un termómetro de este cambio en la medida que se deje hacer o se promueva un cambio ante la deriva ultramontana de Rouco Varela y los suyos, empeñados en enterrar la Iglesia comunidad y resucitar el concepto de Cristiandad. Estaremos atentos.

1 comentario:

  1. De cualquier otra institucion ,organizacion o sociedad ya te hubieran expulsad,no se como estos obispos tan reaccionarios no lo han hecho ya

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